AIDO, dentro de la segunda anualidad del proyecto SEFO, ha continuado investigando distintas aplicaciones industriales de los sensores basados en fibra óptica, centrándose en el estudio de los sensores distribuidos (basados en efecto Brillouin) y sensores químicos (basados en la medida de resonancia de plasmones superficiales) y su potencial de aplicación
Los sensores de fibra óptica se caracterizan porque mediante la medida de cambios en la radiación que se transmite por la fibra se pueden evaluar parámetros muy diferentes, tanto físicos como químicos o biológicos. Por ejemplo temperatura, presión, tensión, campo eléctrico, así como presencia de determinados compuestos químicos o bioquímicos.
La detección de estas alteraciones en la transmisión o reflexión (intensidad de la radiación guiada, fase, plano de polarización o frecuencia) es medible, y calibrándola adecuadamente da lugar a diferentes “sensores de fibra óptica”. Este tipo de sensores ofrecen en primer lugar una ventaja fundamental: pueden miniaturizarse con facilidad a bajo coste, lo que resulta de extrema utilidad en lugares confinados o en pequeños volúmenes de muestra. Al reducido tamaño se añaden otras ventajas propias de la naturaleza de la fibra óptica. Este material permite su utilización segura en ambientes con riesgo de explosión, inflamable, en presencia de radiaciones ionizantes e incluso en células y tejido vivo. Además, el material de las fibras ópticas (generalmente sílice o vidrio), no se corroe ni se deteriora y resiste la radiactividad, con lo que resultan más duraderos y robustos que sus competidores no ópticos.
La mayoría de los sensores de fibra óptica pueden ser multiplexados de manera que se puedan combinar para la detección simultánea de diferentes parámetros, empleando una única fuente de entrada. En el caso de los sensores distribuidos, también es posible la utilización de la propia fibra como sensor y de esta manera tener un “sensor extenso”. De este último tipo de sensores son los basados en el efecto Brillouin que permiten sensar temperatura y presión a lo largo de una fibra de hasta 100 Km. Estos sensores tendrán aplicaciones tan diversas como la vigilancia de infraestructuras, detección de incendios en túneles de carretera, monitorización de líneas de ferrocarril, hangares de aeropuertos, oleoductos, tanques de cubierta flotante o almacenes temporales con carga radioactiva.
Las distintas actividades desarrolladas a lo largo del proyecto están respaldadas por el Instituto de la Mediana y pequeña Industria valenciana (IMPIVA), en el seno del proyecto “SEFO” presentado al Programa I+D para Institutos Tecnológicos 2011 (IMIDIC/2011/107), a través de una subvención cofinanciada por la Unión Europea a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).