Los sensores mecánicos de precisión son una parte fundamental de las tecnologías modernas y se usan para estabilizar aviones, predecir terremotos, desplegar bolsas de aire que salvan vidas, monitorear la integridad de los puentes e incluso cronometrar los procesos de la computadora. A pesar de ser usados casi universalmente, su precisión generalmente está limitada por los circuitos electrónicos utilizados para monitorearlos.
El proyecto cQOM ha estado trabajando en el uso de la luz en lugar de la electrónica para controlar estos sensores y mejorar significativamente la precisión y la fiabilidad.
El estudiante de doctorado Ryan Schilling, que formó parte de la red cQOM Marie Curie, explica que los átomos que componen todo lo que nos rodea no están en reposo, sino que vibran constantemente debido a su temperatura. Estas vibraciones térmicas limitan fundamentalmente la precisión de cualquier medición. Por ejemplo, un acelerómetro que mide la velocidad a la que cambia la velocidad de un objeto, se ve constantemente agitado por su entorno cálido. Esta agitación térmica puede considerarse como un tipo de ruido que limita la precisión con la que se puede medir la aceleración.
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