El procedimiento, basado en la modificación de un sustrato de cinta de celofán, produce un sensor sencillo capaz de controlar calidad de agua o bebidas.

El grupo de Carlos Angulo Barrios, del Instituto de Sistemas Optoelectrónicos y Microtecnología (ISOM) de la UPM, ha fabricado un innovador sensor óptico hecho a partir de un material sorprendentemente modesto: cinta adhesiva común. Se trata de acoplar la luz de un LED a este sustrato mediante un elemento difractivo, y medir la luz transmitida a través con un fotodiodo, empleando la tira como una guia de onda. Al ser sumergida en un fluido, es luego fácil relacionar la pérdida de señal con el cambio de índice de refracción, indicativo de diversas características del líquido.

La clave de este desarrollo está en el acople de la luz a la tira flexible, que se logra con una estructura de nano-rejilla metálica (aluminio). La generación de este patrón metálico utiliza de nuevo un método tan económico como ingenioso, las propias características de la cinta adhesiva permiten embeber el patrón mediante peel-off (pegar y tirar).

 

Sensor óptico flexible para control de calidad de bebidas y parámetros medioambientales